lunes, julio 28, 2014

Seguiremos compitiendo..."pura vida"


Sea cual fuere tu habitual menester, hormiga ruiseñor o león, canta o ruje con entereza y sin desvio. Nos lo dice José Ingenieros en el HOMBRE MEDIOCRE y hoy quiero hacerlas mías para decírselo al Maestro Jorge Luis Pinto Afanador, colombiano ex-entrenador de Costa Rica en el futbol, por habernos llevado al Brasil a oler el oro del Mundial en las canchas.

Hoy, el antes dicho profesional ahora en Alemania entrenándose y aprendiendo para seguir "rugiendo", no seguirá frente al equipo "tico" por no querer aceptársele los cambios que proponía y que cualquier actividad seria necesita para alcanzar la excelencia.  Le critican también los dirigentes y ex colaboradores sus exigencias fuera de la cancha, indispensable control a llevar al extremo así como también , no solamente a los jugadores sino al cuerpo técnico y administrativo, estricto orden y perfección, según palabras del Sr. Eduardo Le presidente de Fedefutbol en Costa Rica, actitud que motivo el malestar general en la concentración sin acordarse que esos pequeños detalles y muchos más, nos llevaron adonde quedamos.

Adiós al profesionalismo, la disciplina y al éxito sostenido; bienvenida la improvisación y la "mejenga" de siempre, viva el "pura vida".

lunes, julio 21, 2014

Hoy las hago mías.


Alguien, que vivió hasta los 94, dijo muchas veces que sus 80 años habían sido una de las décadas en las que más había disfrutado en su vida y hoy las hago mías. Sentía, como estoy empezando a sentir yo ahora, no un encogimiento, sino una ampliación de la vida y de la perspectiva mental. Uno tiene una larga experiencia de la vida, y no solo de la propia, sino también de la de los demás. Hemos visto triunfos y tragedias, ascensos y declives, revoluciones y guerras, grandes logros y también profundas ambigüedades. Hemos visto el surgimiento de grandes teorías, para luego ver cómo los hechos obstinados las derribaban. Uno es más consciente de que todo es pasajero, y también, posiblemente, más consciente de la belleza. A los 80 años uno puede tener una mirada amplia, y una sensación vívida, vivida, de la historia que no era posible tener con menos edad. Yo soy capaz de imaginar, de sentir en los huesos, lo que supone un siglo, cosa que no podía hacer cuando tenía 40 años, o 60. No pienso en la vejez como en una época cada vez más penosa que tenemos que soportar de la mejor manera posible, sino en una época de ocio y libertad, liberados de las urgencias artificiosas de días pasados, libres para explorar lo que deseemos, y para unir los pensamientos y las emociones de toda una vida. Tengo ganas de tener 80 años.