Ataulfo Argenta en la década de los 50 del pasado siglo realizó una enorme tarea de restauración de valor de esta obra, poniendo en marcha un proyecto enorme de grabación de practicamente todas las obras del género. Una época excepcional. Una tarea aún poco valorada. Estos discos lo reflejan.
La calidad sonora tiene mímimos altibajos (ojo es España años 50 y esto no daba para mucho más) pero de forma global no pueden calificarse estas aportaciones sino como verdaderas obras de arte. La pasión, la gracia, la vitalidad, la simple musicalidad, la emoción viva, los detalles musicales y orquestales están puestos de manifiesto de una forma irrepetible por alguien que amaba esta música y que supo hacerla llegar con frescura, gracia y salero, con bella musicalidad y con rigor profesional. Sencillamente algo irrepetible.
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